Re-enamorándome
No puedo dejar de sentir, de sentirme, cómo la vida se introduce en mi cuerpo, como la fuerza penetra por mis venas, y mis heridas se transforman en amor. Siento poesía dentro de mí con ganas de que te sirva, que te acompañe, para encontrar todo tu poder, tu valentía, tu coraje, para saborear el gozo del alma, el gozo del dolor, el gozo de re-nacer, permitirse, transformar el dolor en placer, las heridas en talismanes, los juicios en un nuevo territorio, la danza en mi ser. Solo sé que me queda todo por hacer, y que el aire sube y baja y se mueve, y las palabras sobran, pero te puedo decir que te quiero, quiéreme así, como soy. El agua me nutre, y el cuerpo danza la música, la música ordena, las partituras de mi vida, y se enciende el fuego que hay en mi herida.
EL PERDON
Hace algún tiempo, me llegó a mi vida, la sensación tan profunda que había estado sintiendo durante mucho tiempo por no haber pedido perdón a alguien a quien creía haber querido mucho, pero cuya relación se rompió por abandono de la misma. ¿cómo iba a imaginar que tiempo después llegaría a mí la infortuna del resentimiento que guardas dentro de ti por haberle hecho a esa persona eso y al tiempo, alimentaba mi propio miedo?
El día que lo descubrí tomé cartas en el asunto, toda vez que entendí que esa había sido un sufrimiento que había guardado para mí, muy oculto. Ahí fue un gran momento donde experimenté el gran poder que todos los seres humanos tenemos de pedir perdón, en el ejercicio de nuestra libertad. Presa del pánico, mi cuerpo temblaba como nunca, pues me disponía a enfrentarme a las más duras de las situaciones para mí, un espacio desconocido, oculto, que aquel día me atreví a sacar a la luz. Cuando llamé a esa persona y aceptó mi invitación de hablar, los minutos se hicieron horas, y no hacía más que pensar cómo me dispondría en la conversación, los escenarios que se presentaban. Necesitaba que esa persona me perdonase, y necesitaba perdonarme yo. Había elegido pedir perdón y perdonarme por no haber sido capaz de hacerlo antes. Había elegido limpiar ese resentimiento contra mí. Había elegido provocar esa situación para aprender de ello. Había elegido soltar ya de una vez, aquello tan oculto que me atormentaba, no frecuentemente, pero que a veces aparecía en sueños. Había elegido transcender esa situación para disolverla para siempre. 25 años llevaba con aquella historia, y de repente había elegido darle carpetazo, así, de un plumazo. ¿cómo no iba a estar en pánico? Pensé. Si ni siquiera lo he nombrado, más bien lo he alimentado, ha crecido conmigo y se ha estado gestado toda una serie de interpretaciones erróneas que siempre consideré como válidas. Había elegido ser la protagonista de ese sentimiento que me embargaba.
Sabía que esta decisión no había salido por casualidad, sino por haber trabajado sobre el poder que el perdón nos da, y toda la práctica que experimenté al declararlo en otras situaciones. Todo eso me venía en aquel momento, para darme fuerzas. Y lo hice, le pedí perdón, y me pedí perdón en aquel momento. Lo que pasó después, más allá de lo que la otra persona interpretase, que no entendió nada del porqué de ese perdón, fue una maravillosa sensación de restauración, de paz conmigo misma, con la humanidad y todo el universo. Mi cuerpo empezó a decirme:¡ gracias por eso!, empezó a sentirse ligero, suave, de andadura suave, una felicidad serena, grande y compasiva. Una tristeza de haber abandonado aquello que tanto tiempo había alimentado: la culpa. Un poder inestimable hacia mí restaurando mi dignidad. El cuerpo temblaba, pero también cambiaba. Desorientada por la situación, no hacía más que repetir la frase que la otra persona me devolvió: si hubieras dicho algo antes, habríamos terminado con tu sufrimiento antes.
Ahí me llevé una gran lección, pues se me quedó grabado en el cuerpo, que cada vez que quiera pedir perdón a alguien y no lo haga, cada vez que necesite perdonarme y no lo haga, cada vez que requiera del perdón de alguien y no lo reclame, lo único que estoy haciendo es alimentar mi sufrimiento. Y desde entonces solo he experimentado compasión por todas aquellas personas que son in capaces ( no capaces) de pedir perdón o pedirse perdón. Una gran aceptación por eso que les pasa y solo me llenó de gratitud y libertad para poder elegir en cualquier situación, de que podemos alterar la interpretación de las cosas que nos pasan, y cambiar el pasado por un presente lleno de oportunidades.
“Yo pensaba que el perdón era un gesto mediante el cual uno podía superar alguna estupidez o maldad; que, además, permita experimentar una efímera sensación de afecto hacia toda la humanidad. Ahora comprendo que el perdón es una manera radical de vivir; una práctica que desafía las creencias más comunes de la gente. “ Patrick Miller. Pequeño libro del perdón.
¿Que me permite conectarme a la gratitud?
La gratitud, yo la he encontrado en la acción del perdón, del perdonarse a una misma, en la emoción, de sentir el miedo y la confianza, en aceptar sin resignarme, en la ambición de querer que algo pase, en el movimiento de salir de mi zona de confort.
La gratitud, yo la he encontrado, cuando me di cuenta que la pasión me abandonó y quedé sumergida en el cuerpo de otra persona. L a gratitud yo la encontrado el día que vi a mi pequeña.
Es un lugar, donde solo está el ahora, donde ves una luz, que te guía, donde sientes que hay paz, que el agua fluye con la vida, donde la tierra te sostiene, lleva un color azul, se huele desde el olor de una flor, se ve cuando el pájaro vuela y estás atenta al movimiento, se toca cuando el alma te habla. Es una elección consciente, intencionada, practicada, recurrente, es el secreto de la vida, la esencia del alma, es la apertura a lo que llega, la acogida del ser humano con todos sus misterios. Es la presencia en el cuerpo, de lo que la vida te ha regalado, y las ganas de devolverlo. Es la magia de encontrarte con el otro, contigo, sin juzgarte, es un sentimiento de conexión con el universo y toda la humanidad, sin obstáculos, que se ve en imágenes, cuando empiezas a ver otras imágenes diferentes, otro mundo posible y empieza a ser real en ti, y no hay desafíos que no puedas alcanzar. Como la magia, la sientes con otro, es un regalo que te manda la vida, de que hoy es el último día de tu vida, disfrútalo, percíbelo, mira a quien están a tu alrededor, todos los regalos que hay en esas personas, llevan la vida de sus antepasados, de los sueños de ellos unidos a los tuyos, abres tu corazón y la sientes, abres tu corazón y la das, deja que el otro la observe, que sienta tu presencia, tu sonrisa, respira su respiración, acoge sus heridas, sus palabras del corazón.
Gratitude is the knowdlege of having receive and give it in return. (Charles Eisestein)
GRATITUD APASIONADA
Ayer tuve una sesión de coaching que me llevó a lo más grande del ser humano. Una persona articulaba su situación, que juzgaba como problema, y veía posibilidades que antes no traía, y eso le llevó al terminar la sesión el poder que tiene el coaching. Repetía “esto con agradecimiento de haber podido encontrar una respuesta diferente a la situación que estaba viviendo: ¡qué fuerte! ¡Ahora lo veo claro! Es de esos momentos en los que sientes la verdadera gratitud por estar al servicio, y haber sido capaz de acompañar a la persona que en ese momento necesitaba de otra mirada. Y ahí me sobrepasó lo que denomino la gratitud apasionada.
La gratitud apasionada, sale de un lugar grande y profundo de mi ser, es el camino recorrido hasta llegar a sentir esa pasión por estar viva, por estar enamorada de la vida, de los momentos que juzgo como buenos y el disfrute de los que juzgo como malos. Lleva erotismo+ ternura+rabia. Tres emociones muy poderosas, donde sientes que en ese momento, desapareces tú para dar espacio al otro, al tiempo que sientes que lo que te llega le puede servir y amas lo que haces. Te vinculas con esa persona con la ternura de cuidar y cuidarte, y la rabia para seguir en esto. Acompañada de las conversaciones de la Comunidad Coaching to Empower, donde vivimos la diferencia entre vivir bien y vivir mejor, lo pongo en el vivir bien. La primera vez que sentí esa gratitud fue con el olor de la tierruca, el respirar de las conversaciones, tenía 17 años. Nunca hubiera sabido los componentes emocionales que llevaba esa sensación de no haber sido por el trabajo emocional de descomponer su corporalidad, de una manera tan clara, para poder utilizarla en cada momento y reconocerla para poder así expandirla. Y es que aparece en el espacio de las conversaciones cuando la magia tiene lugar. No es predecible, pero si puedo estar atenta a ella, cuando llega, y amplificarla para hacer que se sostenga el tiempo que quiera. Y tiene que ver con el vivir bien. Cada mañana puedo elegir recomponer esa emoción mixta para dar paso a la gratitud apasionada. Cada momento puedo llamarla para que se quede un rato, y traer el pensamiento de vivir bien. Estoy viva, sorprendida de estarlo, de poder cambiar la respiración, sentir el cuerpo, escucho y me escucho, saboreo el café mañanero, los besos del despertar, el andar, cada paso que doy, cómo preparo el desayuno, cómo los pájaros me hablan, como los árboles cambian, saboreo cada conversación, esa llamada que llega cuando de repente piensas en esa persona, esa señal del universo cuando más la necesitas, ese dolor que te permite sentirte vulnerable, ese amor por la pareja cuando sostiene la confianza, esa tristeza del duelo de una amiga, que le permite amar a quien se fue, ese enfado del niño que te lleva a la compasión, esa magia que se siente al observar a tus hijos/as por el simple hecho de estar aquí, ese tesón y esa fuerza, para creer en ti misma, esa empresa que construyes como si fuese un lego, esa posibilidad de ELEGIR que HOY ES EL PRIMERO Y EL ULTIMO DÍA DE TU VIDA.
Y como regalo, me llega el video que aporta María, una coach que apareció como un regalo, que forma parte de esta comunidad Coaching to Empower, y que dice así: http://www.youtube.com/watch?v=gXDMoiEkyuQ
Mi más profunda gratitud a la vida. Gracias.
(Dedicado a todas las personas que sufren).
Y ¿cómo hacer para practicar el amor y abandonar el egoísmo?
Comparto mi propia receta:
Repite siempre cuando tu cuerpo te mande señales, todas las palabras de amor que te lleguen, entrégalas a otros/as, no te las quedes.
Dedica tiempo a cultivar el silencio, la escucha y la reflexión, se compasivo contigo mismo/a
Atrévete a decir te quiero a quienes amas y no se lo dijiste
Suelta mochila, y agárrate sólo a lo que de verdad te trae la felicidad, las personas que habitan la tierra.
Abraza a quien tienes al lado, no esperes a que te lo pidan
Ofrece lo que eres, y sé un regalo para el mundo.
No te juzgues duramente, no juzgues a otros sin tener hechos relevantes y piensa siempre que detrás de ese juicio está lo no dicho, y otros juicios que pueden cambiar tu opinión
Cuida lo que comes, lo que dices, lo que bebes, y como tratas a la naturaleza
Escucha a tu cuerpo, siempre tiene algo que decir, y déjate guiar por él, es el sabio que llevas dentro.
Aprende, de cada situación aprende.
Valora, todo lo que tienes ahora.
Atrae a las emociones que te abren puertas, y sostenlas.
Respeta a cualquier ser que aparece en tu vida.
Confía y no te dejes llevar por el miedo.
EL FRACASO
Lejos de invitarme a destruirme, el fracaso me parece de las cosas que más me ha hecho aprender. El orgullo y la exigencia de haber tenido que estar a la altura intelectual de mi familia, me llevo a generar energía para seguir aprendiendo. Uno de mis grandes valores, que me han permitido hacer muchas cosas. Lo que nunca me explicaron hasta que llegué al coaching y empecé a observarlo, es cuánto se aprende del fracaso. Es por ello que me atrevo a errar, probar, explorar y equivocarme.
Siento como mucha gente está acompañando en este tiempo la energía del fracaso a una temporalidad que le invita a no tomar las riendas para salir de esa situación, me explico, una persona que conozco bien, desde la infancia, lleva meses machacándose con esta frase” esto es para siempre” “ya no hay nada que hacer”, y esa permanencia del juicio de “no valgo” es lo que no le está permitiendo ver toda la grandeza que el fracaso le está trayendo. Si lo tomamos en lo temporal y lo dejamos como definitivo el juicio de “he fracasado” probablemente no podamos ver la belleza que llevamos dentro y lo que esa energía, emoción de resignación, nos puede aportar. Igual nos conecta con un cuerpo caído, sin ganas, con una tristeza que nos invade y nos invita a recogernos, a no querer ver más, y esa es la base para que desde ahí, tras quedarnos un ratito, aprendamos a conectar con esos mensajes que nos está trayendo esa tristeza.
El fracaso me ha permitido sacar tras esa vivencia, una energía de mejorar, expresar mi rabia y con ella salir hacia el objetivo de nuevo, pero con nuevos aprendizajes, con más ganas de hacerlo mejor. Tengo muchas anécdotas en las que podría extenderme para compartir este sentimiento de fracaso, pues he probado muchas veces a equivocarme, y vaya si lo he hecho (talleres anulados, conversaciones inefectivas, relaciones terminadas, mis innumerables intentos de dejar de fumar y un largo etcétera).
Quizá el mayor fracaso es haber tardado en comprender que no he pedido ayuda cuando debiera, creyendo que yo lo tenía que aprender sola. Mirándolo desde lejos, me viene la satisfacción de ser yo misma, de haber hecho lo que quería hacer, de haber traído el coraje de aceptar mis errores. Y es que del fracaso se aprende mucho. Conectamos con la vulnerabilidad, un juicio que podemos engrandecer, pues somos tremendamente vulnerables, aunque sigamos empeñándonos en lo contrario.
Fracaso según el diccionario significa “ falta de éxito o resultado adverso” y el éxito para mí es un juicio que cada uno/a construye dependiendo de cómo aprendió a vivir las expectativas, a vivir en la exigencia de que podemos controlarlo todo. Y es que no nos enseñaron a vivir en el fracaso, competimos por el éxito, por las mejores respuestas, sin valorar el valor que tiene las preguntas sin respuesta, que nos permiten distanciarnos de ese ser pequeñito que nos pone en “fracasados/as”. Ahí nos colocamos en la víctima, situándonos en una postura cómoda de no hacer nada al respecto, en lugar de admitir que como seres humanos erramos y por eso somos humanos, no podemos controlarlo todo , todo el tiempo. Mirando los fracasos de esta semana y los que he escuchado de otros/as, he visto cómo hay personas que están preparándose para el fracaso, es decir, podría quedarme sin trabajo, y eso lo consideraría un fracaso, aunque de momento lo tengo; otro caso que he visto escuchando una conferencia sobre la motivación “hay que salir de esta” “hay que hacerlo” “esto es lo que nos ha tocado vivir” decía el conferenciante. En otro evento al que asistí, me sentí fracasada cuando las personas nominadas para un premio son aquellas que más visibilizadas están, que no hablan de sus fracasos, sino que la fama les ha traído “el éxito”, por supuesto que son merecedoras, pero mis ganas estaban en que mujeres que saben disfrutar del fracaso, que cada día se levantan con la idea de cambiar un trocito de mundo, pero que no gozan de recursos económicos para ser tan conocidas, fuesen nombradas como aquellas que posibilitan el crecimiento de otras y van empoderando a otras, con el fin de que se reconociese su labor. Y reflexionado a dónde me llevaba este fracaso, sentí que son mujeres exitosas, pues en su mundo interior, están conectadas con lo que verdaderamente les importa, y eso es lo que les hace seguir en su tarea. También recibí el duro golpe de una gran amiga que perdió a su hijo, y reconozco que lo llevé al fracaso, pero en esta ocasión pude escuchar su grandeza, su gran conexión con todo lo que estaba viviendo, siendo consciente de que de esa situación iba a aprender mucho enfrentándose al dolor, y se había tomado el tiempo para vivir el duelo. En definitiva, se dio permiso para vivir esa tristeza, y vivirla de frente, y transitar el momento con coraje, sabiendo que la vida le dio una bofetada inesperada.
Así que me quedo con mirar ¿qué trae ese resultado adverso? ¿qué me está diciendo? ¿me ha provocado sufrimiento? ¿qué vino a decirme este fracaso? ¿cuáles han sido los aprendizajes? ¿qué tengo ganas de hacer a partir de aquí? ¿mi fracaso lo ven otros/as como tal? ¿cómo me he aprendido a denominar lo que es y no es fracaso? ¿qué puedo hacer yo para cambiar esta situación? ¿qué falta para que pueda vivir el fracaso como oportunidad?
Como decía Julio Olalla “sufrimiento sin aprendizaje es el gran drama humano” algo que se me quedó grabado y que me sirvió para aprender de otra forma. Y mirar también los fracasos de otras personas: ejemplos como el de aquella madre anónima que pierde a su hijo/a, Victor Frank, Nelson Mandela, Steve Hobes, Henry Ford, Carme Tena, Joseph Campbell, Kimber Hunn, Simone de Beauvoir, Marcela Lagarde, Rodrigo Pacheco, Mahatma Gandi, Lucía Mazarrasa, Zainab Salbi, Leyman Gbwee, Hildegarda Von Bingen, y tantas personas que me han inspirado en mirar el fracaso de otra forma.
Prefiero tomar la frase de Henry Ford “El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia.”
Lo que tengo claro, es que tengo toda la vida para danzar con mis fracasos, es todo un arte, pues no se puede aprender de ellos sin haberlos vivido.
¿se imaginan la vida sin fracasos y todo éxito?
Gracias a la vida
Antes de Coaching to Empower, he hecho muchas cosas, he creado una empresa, un proyecto de familia, trabajé para otros/as, me presenté a subvenciones, participé en concursos, llamé a quienes pensé que no me recibirían, mostré mi ilusión y mi pasión por la vida. Todo eso, me ha servido para ser el ser que quiero llegar a ser. No soy una coach que nació sabiendo, donde se me inflan las ideas, tengo mis debilidades y mis fortalezas. He tratado de superar las debilidades, aprendiendo de los demás, pero nunca pedí ayuda como lo estoy haciendo ahora.
Hoy, me siento honrada, agradecida de la vida, por traerme la energía para poder hacer lo que estoy haciendo. Por enseñarme cómo se hace, en compañía, por escuchar a las voces que estaban ocultas, por darme el coraje para compartirlo.
Acompaño a otros/as a que vean su fortaleza y reconstruyan la vida que quieren tener, honrando también su pasado, para construir un futuro desde el presente. Les doy lo mejor que sé y que tengo, pero no he sido igual conmigo misma. Por eso me siento tan grande, al ser capaz de expresarlo, hoy, porque todo lo que crees que puedes hacer, puedes hacerlo. En el camino de aprender es donde nos vamos encontrando las respuestas y los mensajes que el cuerpo nos manda. Gracias a la vida, que me ha dado tanto, decía Mercedes Sousa….
Y qué razón tenía. Me siento en deuda con la vida, para devolver tantos regalos que me ha dado.
¿Cómo nace Coaching to Empower?
Mi primer aprendizaje tras iniciar la comunidad ha sido no dar por hecho que se crea la comunidad. Se crea entre todos/as en movimiento.
El proceso por el que paso para tener este proyecto es un proceso individual que toma cuerpo con la declaración que hice el día que decido llevar a la realidad mis sueños y decido crear “Coaching to Empower”.
¿cómo nace? Primero de buscar el sentido de mi vida. Luego de alinear mis valores con lo que me importa en la vida. De todo lo vivido en mis trabajos anteriores, antes de introducirme al coaching en el año 2008, enamorándome de la profesión y sintiendo que lo que quería hacer es servir a las personas acompañándolas a ser tan libres como a mí me ha permitido y que pueda elegir aquello que les gustaría hacer en la vida, consigo mismos/as y con los demás. Que elijan qué tipo de relaciones quieren tener, que hagan realidad sus sueños. Y por último, de mis inquietudes por la igualdad entre hombres y mujeres y el poder conciliar mi vida personal con mis inquietudes profesionales, desde donde nació Workcilia. Digamos que tras años de exploración, 6 en total, me pregunto ¿pero cómo lo quieres hacer? y es a través de los programas de Coaching que diseñé durante estos años y poniéndolos en la práctica en talleres, Coaching individual, y consultoría.
Estos programas de Coaching ( Coaching para la Igualdad, Emprendimiento “Create the game so you can win-win y Aprendizaje en movimiento que acompañan al programa de Liderazgo Femenino de Carma y Manuela) son el fruto de mi experiencia vivida, y compartida con otras personas. Fruto de mi carácter explorador, creador, que siempre me acompañó en lo que hago. Sobre todo habla de experiencias, herramientas y competencias que podemos adquirir para elegir, ya que el coaching es poder experimentar cómo haces otra cosa para alcanzar tus objetivos y al hacerlo de otra manera, los resultados son diferentes. Es lo que en coaching ontológico se llama “cambio del/a observador/a”.
El diseño de estos programas son el conjunto de mi aportación en el mundo de la empresa, mis conocimientos de género, mi experiencia emprendedora, mi corporalidad al servicio del coaching y mis ganas de aprender en la vida, y mi inquietud por contribuir a la reducción de la pobreza, pero desde el lugar que estoy. Por supuesto, también de la contribución de otras coaches que me acompañan en diseñar estos programas. Ese cambio de observadora es el que me ha permitido creer que el coaching es una herramienta para todas las personas, que empodera, es decir, devuelve la capacidad de acción, y por tanto permite diseñar la vida como queremos vivirla. Podemos llegar a ser otra persona, la cuestión está en si queremos elegir hacerlo y aprender de nosotros/as mismos/as.
El proyecto Coaching to Empower, tiene 4 aspectos fundamentales:
1º Permite recabar fondos, difundir el proyecto, llevar a cabo acciones para visualizar a quien da el apoyo y a quien lo recibe. Esto se realiza desde una Comunidad, que se ha iniciado, y se irá creando. Con ello pretende reducir la pobreza, o al menos contribuir a ello. Los inversores en los/as clientes/as o participantes, son empresas y particulares que se alinean con el proyecto y quieren contribuir de la forma que se establece en la web www.coachingtoempower.com
2º Permite que quien recibe busque la forma de ayudar a otro/a que quiera realizar el programa posteriormente, bien económicamente bien de otra forma. Así seguimos la cadena de apoyos y consolidamos la viabilidad del proyecto, para que sea un proyecto sostenible que revierta en toda la sociedad.
3º Permite crear una comunidad de intereses, personales y para todos/as, donde el principio es el de dar/recibir.
4º Permite promover el coaching ontológico, e incorpora otros aprendizajes al servicio del coachee ( cliente) generando conversaciones poderosas desde el respeto a todo ser humano que deviene en lo que el/ella quiere llegar a ser.
Y este proyecto está en movimiento, por lo que irá cambiando a medida que las personas interesadas vayan participando, pues uno de mis sueños es que sea un proyecto de todos/as, cerrando una etapa aquí en soledad para unirme a una Comunidad que crece cada día.
Para unirte a esta comunidad, únete al grupo de Linkedin Coaching to Empower.
¡Te esperamos!
El amor por las preguntas
Siento recorrer por mi cuerpo esa ternura, vibro cuando vibras tú, siento lo que tú sientes, y me contagio de tu dolor, tu sabiduría. Me permito estar contigo y ser parte, quiero estar sola y sentir mi aprendizaje, y me reencuentro con la vida cada mañana, sintiendo el ahora, y no hay más.
La magia de la vida no se puede describir, se puede sentir, cada cual siente lo que su cuerpo tiene disponible. ¿y qué sentido le doy a mi vida? El dinero, la reforma laboral, hay mucho en juego, y nada que perder. Todo y nada, ¿en dónde me muevo? Tratar de hacer una aventura cada instante, una entrega al amor y a la alegría. Y sin embargo, siento dolor, hacer de lo imposible lo posible, romper creencias del pasado, re nombrar, re construir, integrar, completar, agregar a lo que ya sabemos. Ese es el juego de la vida. Romper las reglas para crear otras nuevas, ser alguien que lo haga posible, y compartir esa energía, y expandir la felicidad al mundo entero.
¿y cómo aprender? ¿ y desde donde aprendo? ¿qué es para mí aprender? ¿y que preguntas no he formulado todavía? No necesito respuestas, solo preguntas sin resolver, que evoquen al misterio de la vida, a las ganas de cambiar cosas, a traer la consciencia de uno/a mismo/a donde el tiempo se paraliza, donde solo importa el ahora, lo que estoy sintiendo y estoy viviendo. Soltar la exigencia, cambiar la frustración por la ambición, el miedo por la curiosidad, la falta de motivación por el reencuentro contigo. Renombrar tus valores, los que te sostienen, perderte en la experiencia sin explicación, ser, simplemente ser y actuar. Dar espacio a la intuición, a nuestra belleza, co existir, fundirse con el/la otro/a.
“Descubre si cumples los requisitos para crear una empresa” Expansión 29/2/12 por Susana Lindblom e Inés Mazarrasa
Os adjunto una mirada a los requisitos que consideramos claves a mirar a la hora de emprender un negocio publicados en Expansión del 29 febrero de 2012 y El Mundo 29 febrero 2012 , que forman parte del aprendizaje que proponemos en el Programa de Coaching para el Emprendimiento que estamos difundiendo y que verá a la luz en el mes de septiembre de 2012.
“M.Mateos” Expansión 29/2/12 “Descubre si cumples los requisitos para crear una empresa”
Muchos ejecutivos consideran el coaching como una de las mejores herramientas pasra el desarrollo del Liderazgo. Esta disciplina formativa también se puede aplicar a los emprendedores. Las coaches Susana Lindbom e Inés Mazarrasa- Linbom Partners y Workcilia Coaching, respectivamente, descubren a través de este método cuales son las pautas que hacen a un creador de empresas:
1. Alinearte con lo que te importa, tus valores y trasladarlo a una oferta.
2. Que lo que hagas te apasione mejorando tus competencias para transmitirlo.
3. Incorporar la observación y las emociones al acto de emprender y hacer el compromiso de hacer empresa.
4. Aprender qué es la venta.
5.Reflexionar sobre la importancia de que tu negocio te permite ser lo que quieres ser.
6.Aprender a vivir con alegría en la incertidumbre escuchando las oportunidades de crecimiento personal.
7.Confiar en ti y atraverte a actuar dando espacio a tu poder, sin tener miedo a mostrarte vulnerable.
8. No olvides tu foco, y vuelve a él cuando te disperses en la actividad emprendedora.
9. Asume el compromiso de ser tu mismo y no lo que otros quieren que seas.
10. Reconocer que en la forma de hacer empresa hay patrones que ya no funcionan y que necesitamos otros para conseguir nuestros objetivos.
11.Aceptar los errores y aprender de ellos. No los veas como un fracaso que pueda hundirte.